El método Pomodoro es una técnica de gestión del tiempo que se ha vuelto muy popular entre estudiantes y profesionales, haciendo que cada vez más padres lo descubran, y, vean que también puede adaptarse a los niños. Esta estrategia, creada por Francesco Cirillo en los años 80, se basa en dividir el tiempo de estudio o trabajo en bloques de concentración y descanso, para así mejorar el rendimiento sin agotar la mente. Su nombre proviene de un temporizador de cocina con forma de tomate (“pomodoro” en italiano) que Cirillo usaba para cronometrar sus sesiones.
El método, aplicado a los niños, puede ser una herramienta eficaz para ayudarles a mantener la atención y a desarrollar hábitos de estudio saludables desde una edad temprana, como utilizan en la Academia Pentalfa, una academia de refuerzo escolar. Los niños tienden a tener periodos de concentración más cortos, por lo que adaptar los tiempos es clave. Generalmente, se recomienda empezar con sesiones de 15 minutos de trabajo y 5 minutos de descanso, para después ir aumentando gradualmente según la edad y capacidad de atención del niño.

La gran ventaja del método Pomodoro para niños es que convierte el estudio en algo más manejable y menos intimidante. Esto reduce la ansiedad, mejora la concentración y les enseña habilidades de organización que serán valiosas durante toda su vida académica.
¿Cómo funciona el método pomodoro?
El método Pomodoro consiste en trabajar por intervalos de tiempo llamados “pomodoros”. Cada pomodoro tradicional dura 25 minutos, seguido de una pausa de 5 minutos. Después de cuatro pomodoros, se realiza una pausa más larga de 15 a 30 minutos. Para los niños, estos tiempos se pueden ajustar según la edad, ya que, por ejemplo, para un niño de 7 años, se puede comenzar con sesiones de 10 minutos de actividad y 5 minutos de descanso, e ir alargando conforme crecen.
La clave está en elegir una sola tarea y enfocarse únicamente en ella durante todo el pomodoro. No se permite distracciones ni interrupciones. Si surgen pensamientos o recordatorios, pueden anotarse rápidamente para retomarlos más tarde. Después del tiempo de trabajo, el descanso permite al niño moverse, beber agua, estirarse o simplemente cambiar de actividad. Estos pequeños “recesos” evitan la fatiga mental y ayudan a reiniciar la atención con mayor claridad. Para los niños, el uso de un temporizador visual puede ser especialmente útil. De este modo, existen aplicaciones y relojes diseñados para representar gráficamente cuánto tiempo queda, lo que les ayuda a comprender y anticipar la dinámica del método.
Beneficios del método Pomodoro para los niños
Una de las principales ventajas del método Pomodoro para niños es que fortalece su capacidad de concentración en un entorno donde las distracciones son constantes. Al enseñarles a enfocarse durante intervalos definidos, se promueve una mayor eficiencia y se reduce la frustración de “no poder terminar” una tarea. El niño se enfrenta a objetivos alcanzables y breves, lo cual le brinda una sensación de logro inmediato que refuerza su motivación. Este método, usado por la academia Pentalfa, en sus clases de refuerzo escolar en Rivas, permite obtener grandes resultados.

Además, el método ayuda a prevenir el agotamiento mental. Muchos niños pierden el interés cuando sienten que deben sentarse durante largos períodos sin descanso. Las pausas programadas permiten que el cerebro descanse y recupere energía, lo cual es básico para mantener el entusiasmo por el aprendizaje.
Otro aspecto relevante es que el Pomodoro fomenta la autonomía. Al darle a los niños una estructura clara, les enseña a gestionar su tiempo de forma independiente. Incluso los más pequeños pueden empezar a planificar sus tardes con sesiones de estudio, lectura o repaso.
Adaptar el método pomodoro a distintas edades
El método Pomodoro puede adaptarse fácilmente a niños de distintas edades y necesidades. Por ejemplo, los más pequeños (entre 5 y 7 años) pueden trabajar con ciclos de 10 minutos de estudio y 5 minutos de descanso. A partir de los 8 años, se pueden implementar intervalos de 15 a 20 minutos, mientras que los adolescentes pueden acercarse al ciclo clásico de 25 minutos. Lo importante es mantener la constancia y la flexibilidad, sin forzar el ritmo.
También es importante tener en cuenta el entorno donde se aplica el método. En casa, los padres pueden crear un rincón de estudio tranquilo, con materiales organizados y sin pantallas ni distracciones. En la escuela, los profesores pueden aplicar el Pomodoro en actividades específicas como lectura silenciosa, resolución de ejercicios o trabajos grupales. En las academias, se puede fomentar la práctica en grupo, con actividades de repaso y con sesiones de refuerzo.