Libro y cómic son dos maneras de contar historias con imágenes y palabras, pero nacen de maneras y tiempos distintos. Un libro suele ser un conjunto de páginas con texto (y a veces ilustraciones) pensado para leer despacio; un cómic cuenta una historia usando dibujos en secuencia con globos de diálogo y viñetas, como si fueses viendo una película en páginas. Ambos permiten viajar con la imaginación de alguna manera, pues el libro despierta imágenes en la mente y el cómic muestra esas imágenes de forma directa.
A lo largo del tiempo, ambos han cambiado mucho. Los libros pasaron de tablillas y rollos a libros cosidos y luego a libros impresos en masa; los cómics empezaron como dibujos en folletos o periódicos y acabaron siendo álbumes, revistas y novelas gráficas. En este artículo repasaremos épocas, características principales en cada momento y algunos creadores que destacaron. De esta forma, aprenderás a ver cómo las historias se adaptaron a técnicas nuevas y por qué eso influyó en lo que leemos hoy.
Los orígenes del libro entre tablillas y rollos

Hace miles de años la gente ya quería guardar historias y cuentas. Al principio escribían en tablillas de barro o en piedra para registrar cosas importantes; después usaron papiro y rollos que se leían desenrollando la hoja. Estos primeros “libros” eran pesados y poco prácticos para buscar una página concreta. Con el tiempo apareció el códice, que es el antepasado directo del libro actual: hojas plegadas y cosidas formando un lomo, lo que permite pasar páginas hacia adelante y atrás con facilidad. El códice se extendió por el mundo antiguo y medioeval y cambió para siempre la forma de leer y conservar textos.
Durante la Edad Media, los libros eran manuscritos y a menudo iluminados. Los monjes y artesanos dedicaban horas a copiar textos y a decorar iniciales con oro y colores. Cada libro era un objeto valioso y raro; no había muchos ejemplares. Todo esto cambió radicalmente con la aparición de la imprenta de tipos móviles en Europa en el siglo XV, que permitió reproducir libros en cantidades mucho mayores y a menor coste. La invención de la imprenta abrió la puerta a la alfabetización en masa y a la difusión de ideas por más gente.
El libro impreso y la era moderna
Cuando la imprenta se hizo común, aparecieron editoriales, librerías y nuevos formatos. Eran libros bien encuadernados para colecciones, folletos baratos para noticias y novelas de bolsillo para viajar. Los libros dejaron de ser objetos únicos y se convirtieron en productos culturales que podían leer muchas personas. Desde entonces se creó una industria alrededor de los libros, en la que editores seleccionaban obras, diseñadores pensaban portadas y tipografías, e ilustradores acompañaban textos con imágenes.
En los siglos XIX y XX el desarrollo técnico (papel más barato, impresión a color, industrialización) permitió que los libros infantiles, novelas, manuales escolares y cómics se imprimieran en grandes tiradas. Nacieron también nuevos formatos como el libro de bolsillo, que permitió llevar la lectura a más lugares. En paralelo, los diseñadores cuidaron más la experiencia de lectura, con diferentes tipos de letra, márgenes, ilustraciones y cubiertas que llamaran la atención. Los libros se volvieron más accesibles y diversos, adaptándose a edades y gustos variados.
Tiras, pliegos y primeras historietas en los cómics
Antes de que existiera la palabra “cómic”, ya había dibujos secuenciales. Eran viñetas en grabados o en libros que contaban historias paso a paso. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, creadores como Rodolphe Töpffer publicaron historietas con imágenes y texto que se consideran antecesoras directas del cómic moderno. En el siglo XIX, las tiras cómicas llegaron a los periódicos: pequeños episodios que la gente esperaba cada semana, con personajes que hacían reír o contaban aventuras.
A finales del siglo XIX y principios del XX, el cómic se volvió industria. Había suplementos dominicales en periódicos que ofrecían páginas a color con tiras como “The Yellow Kid” que ganaron enorme popularidad, y surgieron los primeros álbumes. Cada país desarrolló su propio estilo; por ejemplo, en Estados Unidos aparecieron superhéroes y comic books; en Europa se cultivaron álbumes de aventuras y en Japón se desarrolló el manga. El cómic demostró ser sumamente adaptable, creando humor, aventuras y seriedad cuando lo requería; pero no solo eso, ya que su estética cambió según la tecnología de impresión y las costumbres locales.
Grandes exponentes en cada momento y por qué importan

En los primeros siglos, los grandes exponentes eran pensadores y narradores como Homero, autor de La Ilíada y La Odisea, historias que contaban hazañas de héroes y aventuras fantásticas. Luego llegaron autores como Miguel de Cervantes, con Don Quijote de la Mancha, que cambió para siempre la forma de contar historias. También Julio Verne, con Viaje al centro de la Tierra o Veinte mil leguas de viaje submarino, que enseñó que la ciencia podía ser tan emocionante como la fantasía.
En el siglo XX aparecieron escritores que llenaron los corazones de los lectores más jóvenes: J. K. Rowling con Harry Potter, Roald Dahl con sus cuentos llenos de humor y creatividad, o Antoine de Saint-Exupéry con El Principito, que sigue enseñando lecciones de vida en todo el mundo.
Por su parte, en el universo del cómic también hubo grandes creadores. Stan Lee, que ha dado lugar a webs como universodesuperheroes.es, dio vida a personajes como Spider-Man y los X-Men, Osamu Tezuka, que ha dado lugar a referencias como universodeanimes.es fue el “padre del manga” con Astroboy, y Hergé nos hizo viajar por el mundo junto a Tintín. Esos autores importan porque ampliaron el lenguaje de la narración gráfica, experimentando con secuencias, planos, ritmo y uso del color, y atrayendo a públicos más amplios.
¿Qué pasará con los libros y cómics en el futuro?

Hoy los e-books permiten leer en una tableta con fuentes adaptables y diccionarios integrados; los cómics digitales pueden llevar animación o sonidos. Esto no quiere decir que el papel vaya a desaparecer; de hecho, los coleccionistas y lectores siguen amando el tacto de una página y las ediciones de calidad. En la última década, surgieron además las novelas gráficas y los cómics para adultos, que han ganado premios y reconocimientos en el mundo literario, mostrando que el cómic puede abordar temas serios y profundos.
Mirando al futuro, es probable que sigamos viendo mezcla de formatos. Libros que incluyan ilustraciones interactivas, cómics transmedia que se expandan a videojuegos o series, y formas nuevas de financiar y publicar (autopublicación, crowdfunding). Para los niños que hoy leen, esto significa más formas de contar historias y más oportunidades para crear: dibujar, escribir y compartir será más fácil que nunca. Intenta aprender a leer en diferentes formatos, pequeño amigo, para que así tengas muchas más historias para elegir.

