El abogado es uno de los profesionales más antiguos y reconocidos dentro de cualquier sociedad. Su función principal es representar y defender los derechos e intereses de una persona física o jurídica ante un conflicto legal, ya sea en sede judicial o fuera de ella. Sin embargo, su papel va mucho más allá de los juicios y las salas de tribunales, pues su trabajo abarca también el asesoramiento legal, la redacción de contratos, y la prevención de conflictos a través del conocimiento de la ley.
En la vida cotidiana, las personas pueden necesitar los servicios de un abogado en múltiples situaciones, como comprar una vivienda, firmar un contrato laboral, reclamar una herencia o incluso ante una separación o despido injusto. En todos estos casos, el abogado es el profesional capacitado para explicar los derechos del cliente, analizar los documentos pertinentes y actuar como intermediario ante otras partes o ante la justicia. Por ello, contar con un abogado especializado cerca, como abogado familia Leganés en caso de vivir en esta zona de Madrid, es fundamental.

Este artículo tiene como objetivo explicar de forma accesible qué es un abogado y qué hace realmente. Para ello, describiremos su formación, sus áreas de especialización, sus funciones principales y la relevancia de su trabajo en distintos contextos personales, empresariales o sociales.
Formación y requisitos para ejercer como abogado
Para ser abogado no basta con tener habilidades argumentativas o conocer las leyes, ya que se requiere una formación académica y una habilitación profesional reglada. En muchos países, el primer paso es obtener un grado o licenciatura en Derecho, una carrera universitaria que suele durar entre cuatro y cinco años. En ella se estudian materias como derecho civil, penal, laboral, mercantil, constitucional y procesal. Esta base teórica es imprescindible para poder interpretar y aplicar las normas jurídicas correctamente.
Después de terminar los estudios universitarios, en países como España es necesario cursar un máster de acceso a la abogacía, que incluye una formación práctica y una prueba final de evaluación oficial. Además, el aspirante debe realizar un periodo de prácticas en despachos, empresas o instituciones públicas. Este proceso garantiza que el abogado no solo conoce la ley, sino que también es capaz de aplicarla en casos reales y con ética profesional. Por último, para ejercer legalmente, el abogado debe colegiarse en un colegio de abogados, donde se le asigna un número profesional y queda sometido a normas deontológicas. Estar colegiado no solo habilita al profesional para firmar documentos y representar a clientes ante los tribunales, sino que también supone un compromiso con la calidad del servicio, la confidencialidad y la honestidad.
Funciones principales de un abogado

La función más conocida del abogado es la representación legal ante los tribunales, defendiendo a sus clientes en juicios civiles, penales, laborales o administrativos. En este rol, el abogado redacta demandas, contesta escritos, propone pruebas y argumenta ante el juez. Su objetivo es lograr la mejor resolución posible para su cliente, ya sea una sentencia favorable, un acuerdo con la parte contraria o una reducción de la pena o sanción impuesta.
Sin embargo, gran parte del trabajo de un abogado ocurre fuera de los juzgados. Los abogados asesoran legalmente a personas, empresas o instituciones sobre cómo actuar conforme a derecho en diferentes situaciones. Por ejemplo, pueden ayudar a redactar contratos, interpretar cláusulas legales, mediar en conflictos o prever las consecuencias jurídicas de una decisión empresarial. Además, el abogado protege los derechos y garantías de sus clientes, actuando como mediador entre ellos y terceros, incluidos organismos públicos. También se encarga de presentar reclamaciones, recurrir sanciones administrativas o negociar acuerdos extrajudiciales. Su papel no solo es técnico, sino también humano, ya que muchas veces acompaña a sus clientes en momentos difíciles: divorcios, despidos, accidentes o conflictos familiares.
Tipos de abogados según su especialidad
No todos los abogados se dedican a lo mismo. El derecho es un campo muy amplio, por lo que la mayoría de los profesionales eligen una especialidad jurídica según su experiencia, formación adicional o el tipo de casos que prefieren llevar. Por ejemplo, los abogados penalistas se encargan de delitos y procesos penales, mientras que los civilistas tratan temas como herencias, contratos, arrendamientos o reclamaciones de cantidad.
Otros abogados se dedican al derecho laboral, ayudando tanto a trabajadores como a empresas en casos de despido, contratos, acoso laboral o reclamaciones salariales. También están los abogados de familia, expertos en divorcios, custodia de hijos, pensiones alimenticias o adopciones. El derecho mercantil, por su parte, se enfoca en el mundo empresarial: constitución de sociedades, fusiones, contratos comerciales o concursos de acreedores. Cada una de estas áreas requiere conocimientos técnicos y normativas específicas.