La leche de fórmula es una alternativa para muchos bebés que no pueden ser amamantados o que necesitan un suplemento en su alimentación. De esta forma, preparar un biberón correctamente es fundamental para garantizar que el bebé reciba los nutrientes adecuados sin riesgos para su salud. Un biberón mal preparado puede causar problemas digestivos, como gases, estreñimiento o diarrea, además de aumentar el riesgo de infecciones si no se siguen las medidas de higiene necesarias. Por ello, herramientas como el preparador biberones fórmula Pro Advanced BabyBrezza, se han convertido en complementos interesantes para los padres. Este mezclador logra ofrecen un biberón consistente, dosificando, calentando y mezclando el agua con la leche de fórmula hasta alcanzar la densidad perfecta.
Sin embargo, existen otros muchos errores comunes al preparar un biberón, como no medir correctamente la cantidad de agua y fórmula, lo que puede hacer que la leche quede demasiado concentrada o diluida. De igual forma, es importante asegurarse de que el agua utilizada sea segura para el consumo del bebé y de que el biberón esté limpio y libre de bacterias. En este artículo, explicaremos paso a paso cómo preparar un biberón de fórmula de manera segura y sin riesgos, así como qué accesorios más habituales que requiere un bebé.
Elección del agua y medidas correctas

En primer lugar, el agua que se usa para preparar el biberón debe estar libre de bacterias. En muchos países, el agua del grifo es potable, pero se recomienda hervirla y dejarla enfriar antes de mezclarla con la fórmula. También se puede utilizar agua embotellada, eligiendo una que tenga bajo contenido en sodio y flúor. En cualquier caso, la mejor opción es siempre preguntar al pediatra, que puede indicar si es necesario hervir el agua o si se puede usar directamente.
Una vez seleccionada el agua, es importante medir la cantidad exacta según las indicaciones del fabricante de la fórmula. De forma general, se recomienda una proporción específica, como un cacito de polvo por cada 30 ml de agua, pero esto puede variar según la marca. En estos casos, es importante no añadir más ni menos agua de la recomendada, ya que una leche demasiado diluida no proporcionará los nutrientes necesarios y una demasiado concentrada puede causar problemas digestivos.
Después de medir el agua, se debe añadir la cantidad exacta de leche en polvo utilizando el cacito incluido en el envase. En este paso, es importante nivelar la medida con una superficie plana para asegurarse de que la cantidad es precisa. No se deben comprimir los cacitos ni añadir más de lo indicado, ya que esto podría afectar la digestión del bebé.
Preparación y temperatura adecuada del biberón
Para mezclar bien la leche de fórmula es recomendable tapar el biberón y agitarlo con movimientos circulares y suaves. Esto ayudará a disolver el polvo sin crear demasiadas burbujas de aire, que pueden causar gases y malestar en el bebé. Se debe comprobar que no queden grumos y que la mezcla sea homogénea antes de dársela al bebé. De la misma forma, la temperatura del biberón debe ser adecuada para evitar quemaduras en la boca del bebé. Lo perfecto es que la leche esté templada, similar a la temperatura corporal, es decir, alrededor de 37 °C. Antes de dar el biberón, un truco para comprobar la temperatura consiste verter unas gotas en el dorso de la muñeca. Si está demasiado caliente, se debe dejar enfriar unos minutos antes de ofrecérselo al bebé.
Otra forma de preparar el biberón es utilizar un mezclador de biberones automático, también conocido como preparador de biberones de fórmula, que se ha posicionado como uno de los accesorios más habituales para bebés. Este aparato funciona de forma similar a las cafeteras modernas, introduciendo los ingredientes en el aparatado, seleccionado la cantidad de mililitros del biberón, y, la temperatura. La ventaja de usar este tipo de herramientas es que se logra una consistencia perfecta, ofreciendo una mezcla sin grumos al bebé.
Limpieza y almacenamiento del biberón

Después de alimentar al bebé es imprescindible limpiar el biberón correctamente para evitar la acumulación de bacterias. Se recomienda enjuagarlo con agua caliente inmediatamente después de su uso y lavarlo con un cepillo especial para eliminar restos de leche. Se pueden utilizar jabones específicos para biberones, siendo básico enjuagar el biberón para que no queden residuos de detergente.
La esterilización del biberón es otro punto especialmente importante durante los primeros meses de vida del bebé. Se puede hacer hirviendo los biberones en agua durante al menos 5 minutos, usando un esterilizador de vapor o recurriendo a tabletas desinfectantes especiales. Aunque algunos pediatras consideran que la esterilización no es necesaria después de los 6 meses si el lavado es adecuado, sigue siendo recomendable hacerlo de forma periódica para mayor seguridad.
Si se ha preparado un biberón y el bebé no lo ha consumido por completo, no debe guardarse a temperatura ambiente por más de una hora. Si se desea conservarlo, debe refrigerarse inmediatamente y usarse en un máximo de 24 horas. Por último, nunca se debe recalentar un biberón más de una vez ni ofrecer leche que haya estado en contacto con la boca del bebé, ya que esto aumenta el riesgo de contaminación.